Mi semana con Marilyn - Imagen cedida por CABITE PHOTOGRAPHY |
Hacía mucho que no iba al cine. Haciendo un cálculo rápido, he debido ir dos veces durante los últimos 8 meses, entre otras cosas por el precio desmesurado que tiene en mi modesta opinión. Así que, aunque no sea lo mismo, en vez de pagar 7 euros por entrada, vemos las pelis por internet (ahora está difícil la cosa) o alquilándolas con el Apple TV por 2 ó 3 euros, cosa que viene muy bien cuando no tienes ganas de salir de casa ni de pasar frío en la butaca de la sala ni de escuchar los cuchicheos y ruidos varios del de la butaca de al lado. Eso por no mencionar a los que llegan tarde, a los que se ríen a destiempo (entre los que me incluyo) ó a los que no paran quietos y están venga a dar vueltas en el sitio. No sé si será que yo me estoy volviendo un poco rara ó que la gente cada vez es más maleducada, por cierto.
Aunque yo me resistía al aparatejo, hay que reconocer que es todo un inventazo: eliges película (por anticuada que sea), está disponible la versión original (sí, a algunos nos gusta verlas), puedes ver la peli tantas veces como quieras durante las siguientes 24 horas y, además, no te sientes como un pirata-delincuente-ladrón por ver la peli sin que te den un sablazo. Todo ventajas.
La cuestión es que el sábado fuimos al cine a ver “Mi semana con Marilyn”. Reconozco que hay películas que merece la pena ver en la gran pantalla y, para mí, esta es una de ellas. Lo mejor de la película es la interpretación que Michelle Williams hace de Marilyn. Está increíble y, aunque al final no se haya hecho con el Oscar, se lo merecía. No sé si más o menos que Meryl Streep, pero se lo merecía.
La película muestra la vertiente más humana de Marilyn: una persona insegura, asustadiza y caprichosa pero también dulce, vulnerable y entrañable. Marcada por la falta de cariño y una familia desestructurada, se muestra a la actriz como una persona atormentada y frágil, muy lejos de esa imágen de sex symbol que siempre nos han vendido. Se retrata perfectamente la cara y la cruz del sueño americano: por un lado la fama, los flashes, el éxito y el dinero; por el otro la soledad, la incomprensión y la malicia de quienes ven en el "artista" tan sólo un negocio y nunca a una persona. Vamos, que no es oro todo lo que reluce.
Si no la habéis visto aún, os recomiendo que lo hagáis. Y si no habéis visto "El príncipe y la corista", película que está grabando Marylin durante "Mi semana con Marilyn", os la recomiendo también. Yo la vi hace unos meses en La 2 y me encantó, pero la volveré a ver Apple TV mediante. Mejor que contaros el argumento a mi manera, os dejo los trailers.
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