Determinación, esa es la palabra. Hace ya tiempo que dijiste que te irías y no te quisimos escuchar, conscientes del hueco que dejarías. Es aquí donde empieza y acaba todo y, aunque no sé cuál es el rumbo, estoy segura de que lo encontrarás. Comienza tu aventura en un país nuevo, con un idioma distinto donde conocerás un montón de gente y vivirás nuevas experiencias. Nosotros entretanto nos quedamos aquí y nuestra vida seguirá siendo igual… o casi, porque a partir de ahora nos faltará una pieza del puzle.
En tu ausencia te perderás muchas cosas, claro que sí, y puede que en algunos momentos pienses que quizá habría sido mejor no haberte ido, pero sé que vivirás otras que te compensarán con creces. Has ido valiente al tomar esta decisión y sé que no te arrepentirás, así que no olvides que es TU decisión, que te lo has pensado mucho y que, si estás en este punto, es porque la vida tiene una oportunidad preparada para ti. Te la mereces. Es el cambio de 180 grados que pedí para tí en mi carta a los Reyes Magos, porque sé que es lo que anhelas, lo que necesitas para seguir adelante y un paso necesario para construir tu proyecto de vida y para crecer como persona. Así que me alegro por tí o, mejor dicho, nos alegramos porque, aunque estés escuchando mis palabras, todos los que te queremos lo vemos y lo sentimos así.
Un cuaderno en blanco, una vida entera por mirar de frente y tu oportunidad para soñar con tu
futuro.
Siempre has estado ahí al otro lado del teléfono, del ordenador o simplemente de la mesa del bar. Sin exigencias, sin compromisos ni demasiadas volteretas. Ahora vemos cómo haces la maleta para irte lejos y, lo que es peor, sin saber cuándo volverás. Hasta el día de hoy y desde hace mucho tiempo hemos caminado juntas por una senda en la que nos hemos encontrado de todo y en la que hemos compartido de todo. Ha habido ratos amargos, claro que sí, pero prefiero quedarme con las cosas buenas: los días que eras nuestra portera, el bar de la vieja, los tricolores de Carmen, el viaje en bus hasta Cáceres, los calimochos en el bar de Manolo, los pelochos, el Rubicón, el zapato perdido de Gema, la despedida de soltera, la boda … y podría estar así toda la tarde.
Hay cosas que no nos parecen valiosas hasta que dejamos de tenerlas, somos así, va en el lote. Habrá cosas que no echarás de menos y otras que, aunque las eches en falta al principio, sustituirás pronto. Sin embargo, habrá otras que siempre echarás de menos: olores, sonidos, lugares, costumbres y, por supuesto, personas. Son estas cosas las que te queremos regalar. Pequeñas o grandes cosas según el prisma con el que se miren, según el estado de ánimo, según el momento y según el lugar. Un trozo de la tierruca un pedacito de nosotros mismos y la pieza del puzle que, cuando te haga falta, podrás usar para rellenar el hueco. Es tu kit de supervivencia.
Dentro del kit está la playa, el sol, el sonido del mar, el olor a salitre y la arena blanca del Cantábrico. Los paseos por la orilla, los baños de una hora (hasta que se nos arrugan las manos), los bocatas de tortilla y las conversaciones mientras tomamos el sol vuelta y vuelta.
También hemos metido la bahía, las mareas y las caminatas por el paseo marítimo. La mala noticia es que no te hemos podido meter un helado de Regma, así que ese tendrás que venir tú a por él. A cambio te dejamos la imagen del mar a “escasos” kilómetros de las montañas, seña de nuestra tierra y, para mí, una de las vistas más bonitas que hay.
No podían faltar las calles del centro y el Ayuntamiento. Con él van incluidas las horas (y bien digo horas) que después de tanto tiempo llevamos acumuladas de esperar a Olga y a Fátima. A cambio, las tendrás que traer una maleta llena de puntualidad inglesa, que no se te olvide. Durante mucho tiempo ha sido nuestro sitio para quedar, así que acuérdate bien de la sensación de mirar para todos los sitios sin saber por dónde ni a qué hora aparecerá cada cual.
No podían faltar las calles del centro y el Ayuntamiento. Con él van incluidas las horas (y bien digo horas) que después de tanto tiempo llevamos acumuladas de esperar a Olga y a Fátima. A cambio, las tendrás que traer una maleta llena de puntualidad inglesa, que no se te olvide. Durante mucho tiempo ha sido nuestro sitio para quedar, así que acuérdate bien de la sensación de mirar para todos los sitios sin saber por dónde ni a qué hora aparecerá cada cual.
Los partidos, aaaayyyyyy esos partidos. No creo que eches de menos los empujones, las lesiones, los gritos del entrenador, los marcadores desfavorables ni esa sensación de que vas a morir ahogada al principio de la temporada. Pero seguro que te acordarás de las compis que se han convertido en buenas amigas, de las risas en el vestuario, de las cenas de equipo y de la alegría compartida que supone una nueva victoria.
Si hay algo que estoy segura de que vas a echar de menos, son nuestras salidas nocturnas, ¿a que sí? Da igual verano que invierno, bar que discoteca, copa que cerveza, taconazos que bailarinas, minifalda que vaqueros… nosotras nos lo pasamos pipa siempre y tu cámara es el mejor testigo. Cualquier excusa es buena para salir a bailar y a reírnos un rato y es también la excusa perfecta para vernos, para charlar y para contarnos las aventuras de la semana.
Poco más queda ya por decir. Que eres una buena amiga y una buena persona, te queremos infinito, te vamos a echar muchísimo de menos y nada va a ser lo mismo sin tí.
Buen viaje, Sory
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