En mi casa no hay niños pequeños, de hecho lo más pequeño que hay soy yo. Cuando no tienes niños cerca te da la sensación de que esos enanos chillones son seres de otro planeta, a los que no hay quien entienda ni soporte excepto sus pobres madres (y por eso, por que son sus madres) y que son los encargados de complicarte la existencia, invadirte la casa, gastarte el dinero y quitarte el sueño. Así que no entiendes por qué la gente tiene hijos si así sin complicaciones se está tan ricamente y cuando ves un parque casi hasta cruzas de acera. Al menos eso me pasaba a mí... hasta que conocí a Sofía.
Sofía tiene cuatro años, siete meses y diecinueve días, los ojos azul cristalino de su abuelo, unos rizos que ya le gustaría a Alessandra Ambrosio y la sonrisa más grande que le cabe en la cara. Además de guapa la tía es lista como un ajo, habla en inglés (o guachinei, todavía no está muy claro) y tiene dotes artísticas de todo tipo y estilo: lo mismo baila, que toca la guitarra que canta ó que hace el pino. Esta niña tiene futuro.
Sofía es la sobrina de Carlos así que técnicamente soy tía, pero para ella eso no cuenta: simplemente somos Carrrlitos y Sara. Así, sin más.
Nos llevamos muy bien, creo que somos unos tíos que molan bastante. El único desliz (y gordo) fue el día de Navidad, que se nos olvidó dejar la ventana del balcón abierta para que subiera el gordito de rojo a dejar sus regalos bajo el árbol pero creo que no nos lo tiene en cuenta, sobre todo después de ese micrófono y esa guitarra tan chulas que le trajeron SS.MM. los Reyes Magos.
De un tiempo a esta parte, había notado yo algo raro: si había una princesita por el medio, se quedaba como hipnotizada mirándola y ni siquiera apartaba la vista para contestar a lo que la preguntabas. Después llegaron las princesitas de mami y de la abuela y, un buen día, se enteró de que no se compraban en la tienda sino que las hacía yo. Creo que en ese momento decidió que ya estaba bien, que ella también quería su princesa y entonces surgió el plan. En una de esas conversaciones telefónicas suyas con Carrrlitos, aprovechó para decirle claramente que quería una princesa rosa de colgar, que me lo dijera, que no se le olvidara y dejando bien claro que su color favorito es el rosa.
SofiaPrincess |
El plan ha dado resultado (ya digo que esta niña tiene futuro) y es que ante semejante petición y viniendo de quien viene, una hace todo lo que puede para fabricar la muñeca rosa más bonita del mundo. Así ha nacido Little Princess. Es un poco más pequeña que el resto de las Princesas, tiene una falda de fieltro en dos tonos rosas y tul blanco y en la cintura lleva una cuenta de cristal transparente. El tocado del pelo tiene una pluma y dos flores y en la mano un bolsito de metal. Confieso que no he podido resistirme y me he hecho una igual para mí.
Little Princess |
Rose Mary |
Rose Mary + Little princess |
Y esta es la menda lerenda con las princesas de la casa. El mejor premio para mí ha sido ver la cara de felicidad de Sofía con su muñeca rosa de colgar. Si la hiciera la misma ilusión, la regalaba una todos los días. ¿Qué hay más bonito que la risa de un niño?
SofíaPrincess, Little Princess y yo |
Gracias a ti. Seguro que el tamaño de la pequeñita es muy mono y ya i´ras viendo cual te gusta más, pero yo no cambio la mía por ninguna otra. Es preciosísima y eso que daba pena abrir la cajita de lo bien que venía. Pero merecía la pena abrirla y además es broche y para colgar.
ResponderEliminarPreciosa.
Un besazo.
Oooohhhh... qué bonito todo!
EliminarQué bonita historia, que bonita Little Princess, qué bonita Rose Mary, y sobretodo qué bonita la sonrisa de Sofía con su princesa rosa del colgar
Un besin guapa
que bonito!!! jajjajajja y menuso sonrissa!!!!
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