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lunes, 30 de enero de 2012

Un fin de semana muy completo

Este ha sido un fin de semana pasado por agua y de mucho frío (que para algo estamos en enero) pero eso no nos ha impedido hacer todas las cosas que teníamos previstas. El sábado por la mañana tuve clase práctica del curso de fotografía que estoy haciendo y, aparte de aprender mucho, lo pasé en grande. Ni qué decir tiene que Luis Jayo, el "profe", es un gran profesional de la fotografía pero esque además es un tío majo y accesible capáz de transmitir conocimientos (y "trucos") sin matarte de aburrimiento. Este curso es uno de los motivos por los que últimamente tengo un poco abandonadillo el blog, pero ya queda poco...

{Reflejos en la orilla}

{Cazador cazado}
Aprovechando que caían chuzos de punta, dedicamos la tarde a ir de compras. Hacía mucho que no desperdiciaba una tarde de sábado de esa forma, ¿será porque siempre se me ocurren cosas más interesantes/productivas/divertidas que hacer o donde ir que a un centro comercial plagado de gente? Reconozco que, puestos a ir de compras, prefiero (o prefería, que esto da para otro post) las tiendas del centro de la ciudad y a ser posible los sábados a medio día, que es cuando no hay casi nadie. Pero el desgaste de mis vaqueros ya anunciaba a gritos hacía rato que el día de las compras se acercaba o, mejor dicho, se tenía que acercar. A la hora de ir de tiendas, reconozco que cuento con una ventaja adicional: mi personal shopper particular (como él dice) y es que este marido que tengo es un sol que lo mismo vale para un roto que para un descosido y no sólo viene conmigo sin protestar sino que muchas veces se fija en cosas que yo no había ni visto. Cosas molonas, claro está. Y si encima me invita a merendar .... ¿qué más puedo pedir?
El domingo hemos estado de celebración cumpleañera (mañana veréis la sorpre que os tengo preparada, aunque la del cumple sea yo) y el resultado no pudo ser mejor. Empezamos el día con un masaje IncReÍbLe en Oriental Spa y si por mí fuera nos habríamos quedado allí hasta las 10 de la noche. Volveremos, de eso no cabe duda.


Foto: OrientalSpa Santander

Foto: OrientalSpa Santander

Salimos de allí flotando en una nube y, aprovechando que no llovía y el cielo estaba precioso, nos acercamos a la playa del Sardinero a hacer unas cuantas fotos. De ahí nos fuimos al restaurante Piquío, uno de mis sitios favoritos para comer rabas o tomar algo en Santander. Dando un paseo llegamos a mi restaurante favorito, que para eso elegía yo, Deluz. Una casa de los años 50, decoración vintage, luz a raudales, comida rica y buena compañía ... el plan perfecto.

Foto: Deluz

Foto: Deluz

Foto: Deluz

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